El desarrollo de estas guías para el cáncer de mama es fruto de la colaboración de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), la Asociación Española de Cáncer de Mama Metastásico (CMM), el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), la Asociación Mama Ovario Hereditario (AMOH) y la Asociación de Cáncer de Mama Masculino (INVI).
Y también de los grupos españoles de investigación académica y cooperativa en cáncer de mama GEICAM y SOLTI, todos junto a la compañía farmacéutica Novartis.
El cáncer de mama afecta cada año a unas 35.000 mujeres y unos 350 hombres y la supervivencia se sitúa en más del 86 % de los casos con tumor localizado a los cinco años del diagnóstico gracias a los tratamientos innovadores y el conocimiento del perfil molecular del tumor.
Estas largas supervivencias requieren una mejora de la calidad de vida, a veces mermada por los efectos secundarios de los tratamientos, por lo que el cuidado diario en los diferentes ámbitos vitales se convierte en un imprescindible tanto a nivel físico como emocional.
Creadas por especialistas en diversas áreas, las guías se dividen en secciones esenciales que proporcionan información valiosa y basada en evidencia científica, así como recomendaciones y estrategias adaptativas, teniendo en cuenta las diversas etapas y tratamientos de la enfermedad.
Ejercicio para las pacientes de cáncer de mama
La doctora Soraya Casla, especialista en ejercicio oncológico y directora del Programa Ejercicio y Cáncer, ha sido la encargada de profundizar en este tema.
El ejercicio físico oncológico es un término que se utiliza para definir aquel tipo de ejercicio físico que se realiza de manera personalizada y adaptada a las necesidades de cada persona con cáncer, con el fin de reducir o prevenir diferentes efectos secundarios de los tratamientos oncológicos.
Este tipo de ejercicio específico mejora la calidad de vida de las pacientes lo que, a largo plazo, puede impactar en la supervivencia.
Es recomendable que las pacientes con cáncer de mama combinen diferentes tipos de ejercicio y a diferentes intensidades para conseguir el mayor de los beneficios posibles.

Ejercicio cardiovascular
Se relaciona con:
- Menores niveles de fatiga.
- Mejores niveles en el sistema inmune.
- Mayor gasto calórico.
- Menor tensión arterial y una mejor funcionalidad cardiaca. Este punto tiene vital importancia porque algunos tratamientos (quimioterapia, radioterapia y/o hormonoterapia) pueden aumentar el riesgo de desarrollar estas enfermedades a largo plazo.
- Aumento de la capacidad cardiovascular. Valor que se ha relacionado con una mayor supervivencia en las pacientes.
- Mayor reducción de los niveles de depresión y ansiedad.
Ejercicio de fuerza
El ejercicio de fuerza ha demostrado tener numerosos beneficios, tanto a nivel de mejora funcional como de la fuerza. Un buen nivel de fuerza cobra vital importancia en personas con enfermedad
metastásica o avanzada y en pacientes mayores, donde se ha visto que niveles de fuerza altos combinados con un buen nivel de masa muscular se relacionan con mayor supervivencia y mejor tolerancia a los tratamientos.
Los ejercicios de fuerza, especialmente los que se realizan con pesos externos y máquinas, aumentan la regeneración de la musculatura y del tejido articular que se ha podido perder por los
tratamientos de quimioterapia.
Ejercicio de tipo neural
Este tipo de ejercicio aumenta la cantidad de células nerviosas que inervan y activan las células musculares lo que consigue que aumente la coordinación entre los músculos del cuerpo. Además, al inervar más células musculares, existe un mayor gasto calórico y una mayor regeneración de los tejidos, aportando también mayor estabilidad a las articulaciones.
También son fundamentales a la hora de conseguir una adecuada postura corporal.
Existen ejercicios de activación muscular a través de ejercicios respiratorios que ayudan a desarrollar un buen tono muscular en el abdomen y en el suelo pélvico. Estos ejercicios son especialmente importantes tras cirugías abdominales como las que conllevan algunas reconstrucciones mamarias.
Estiramientos
Los estiramientos estáticos y las movilizaciones suaves te ayudarán a poder mantener o conseguir un adecuado movimiento en el hombro, cadera y rodillas, y a mantener un buen tono muscular en el cuello y una adecuada relajación de la zona del pectoral.
Tipos de ejercicio en función de los efectos secundarios
Los tratamientos para el cáncer de mama producen diferentes efectos secundarios que, en algunos casos, pueden mejorar o desaparecer con el ejercicio.
Así, en caso de neuropatias periféricas (hormigueos o manos/pies dormidas) es bueno caminar de puntillas o talones; con problemas de huesos es bueno hacer ejercicios de fuerza o con dolor recurrir a la rehabilitación por fisioterapia.
La guía incluye una serie de recomendaciones en función del tipo de tratamiento se está recibiendo como quimioterapia o radioterapia además de una serie de recomendaciones para mantener la motivación y hacer del ejercicio una práctica regular.
La nutrición
Las guías para el cáncer de mama, en concreto la de nutrición, a cargo de Carla Not, dietista y nutricionista especializada en nutrición clínica, comienza explicando los tipos de nutrientes, los grupos de alimentos y la frecuencia recomendada, así como el tamaño de las raciones o las diferentes tomas del día.

Pero también dedica una parte a ofrecer consejos nutricionales para los efectos secundarios de los tratamientos con los objetivos de evitar problemas digestivos, impedir la desnutrición y una mala o sobrealimentación y mejorar el estado inmunológico.
Por ejemplo, en caso de nauseas o vómitos propiciados por la quimioterapia recomienda empezar la comida con alimentos secos, reposar después de comer o utilizar alimentos a temperatura ambiente, no fríos.
Pero también da consejos en caso de llagas en la boca, alteraciones del gusto u olfato; acidez de estómago, estreñimiento o defensas bajas.
La sexualidad, en las guías de cáncer de mama
El diagnóstico y el tratamiento del cáncer tienen un fuerte impacto en todas las dimensiones de la calidad de vida y del bienestar de las personas, incluida la sexualidad. Y de ello habla en estas guías para el cáncer de mama la doctora Francisca Molero, ginecóloga y terapeuta sexual, y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología.
El cáncer de mama y sus tratamientos afectan a todas las esferas de la sexualidad, tanto la afectación psicológica como los cambios corporales influyen en la sexualidad. Los tratamientos afectan a cómo sentimos nuestro cuerpo, cómo nos vemos, etc.
También influyen los cambios a nivel social, como la gestión diaria por el número de visitas hospitalarias, o el impacto que tiene la enfermedad en la relación con la pareja que, a medio plazo, puede implicar cambio de roles y el rol erótico puede quedar relegado.
En las mujeres que todavía menstrúan puede aparecer, de repente, la menopausia, con síntomas bruscos como sequedad vaginal, sofocos o insomnio. Todo ello sin que el cuerpo y la mente se hayan preparado. En las mujeres que ya estaban en la menopausia cuando apareció el cáncer, también pueden aumentar problemas como la sequedad vaginal.
Los problemas más frecuentes son:
- Disminución del interés sexual (49,3 %)
- Dispareunia (dolor) (35-38 %)
- Preocupación por la imagen corporal y problemas con el deseo sexual
(10-14 %) - Falta de excitación (5 %)
- Problemas relacionados con el orgasmo (5 %)
Cuidado personal
Durante el proceso oncológico, los tratamientos pueden producir síntomas relacionados con el aspecto físico que, si bien pueden no ser relevantes desde un punto de vista clínico, son importantes desde la perspectiva del bienestar, apunta Marta Cantero, supervisora en el Hospital de Día de Oncología, Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Las guías de cáncer de mama resaltan la importancia de dedicar un tiempo a nosotras mismas y da consejos para abordar el impacto de los tratamientos de cáncer en la piel, el cuello cabelludo y pelo, en cejas y pestañas o en uñas.