El estado anímico de los docentes en España es preocupante ya que casi un 40 % se siente deprimido. Son varias las causas de esta situación, entre ellas, se encuentran lo poco valorados que se sienten en su profesión y la cantidad de trabajo burocrático que tienen que afrontar.
Así lo refleja el I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes impulsado por el diario digital de educación “Éxito Educativo”, la comunidad de padres y madres “Educar es Todo” y la Universidad a Distancia de Madrid (Udima), en el que han participado más de 3.800 profesores de todas las etapas educativas no universitarias.
El documento, presentado en el marco del Día Mundial de los Docentes y a pocos días del que conmemora la salud mental, 10 de octubre. tiene como objetivo conocer la autopercepción de los docentes sobre los factores que influyen en su labor docente así como en su estado de ánimo.
¿Cómo se sienten los docentes?
Los resultados muestran que un 34,5 % considera que su estado de ánimo es deficiente o muy deficiente, pero, además, a los participantes se les envió un cuestionario sobre diferentes criterios sobre la depresión, y el 38,4 % se autopercibió con síntomas que podrían cumplir con los de una depresión.
De ellos, el 20,9 % tendría una depresión moderada, el 10,9 % de moderada a severa y el 6,6 %, severa.
Además, el 39,9 % de los docentes con menos de quince años de experiencia tiene síntomas de depresión moderada o severa y el 13,1 % de los encuestados presenta ideación y/o intención de conductas autolesivas, sobre todo en la franja de 41 a 50 años y son mayoritariamente mujeres.
La doctora en psicología clínica y de la salud y psicóloga educativa, Silvia Álava, quien participó en la presentación del informe, resalta, en declaraciones a EFEsalud, un aspecto “especialmente importante” y es el relativo a aquellos profesores que ahora no cumplen con criterios diagnósticos de una depresión pero que un futuro sí podrían hacerlo.
“A estos docentes si no les damos ayuda, quizás el próximo curso escolar, al otro, al siguiente no sabemos cuándo, tendrán también depresión y es importante ir atajándolo porque no hay que esperar a que les ocurra”, alerta Álava.
Según el informe, los docentes de Secundaria y Bachillerato tienen más riesgo de tener síntomas relacionados con depresión leve, independientemente de que el centro sea público o privado.
Las causas de estos datos preocupantes
Entre las principales causas de esta situación se encuentran que los profesores creen que no están valorados, de hecho, seis de cada 10 sienten que su labor no le importa a la sociedad y que no tienen casi ningún reconocimiento social.
E incluso, el 35,5 % afirma sentirse maltratado de forma habitual por diferentes agentes como la Administración, las familias y los compañeros. En definitiva, apunta la psicóloga, “sienten que realmente la sociedad no está valorando ni el trabajo ni el esfuerzo que hacen”.
Los datos muestran que el 71 % del profesorado cree que el reconocimiento social es muy importante para su motivación, frente al 50 % que responde que es el salario.

Todo ello a pesar de que la docencia es una profesión vocacional, de hecho, el 80 % decidió ser por vocación y cinco de cada diez la recomendaría.
A la pregunta de cuál es el principal obstáculo para desempeñar bien la labor como docente, los cambios legislativos aparecen en primera posición, por delante del trabajo burocrático (nueve de cada diez cree que simplificar los procesos es importante para la motivación); de los estudiantes y “su falta de compromiso”; y de las familias y su comportamiento.
Las consecuencias en su labor docente
La situación, lógicamente, influye en su labor como docente, de hecho, más del 80 % así lo considera.
“Estamos viendo que ya hay un porcentaje tan alto de los docentes que el 38,4 % podría tener criterios diagnósticos de depresión, así que lo primero que hay que hacer es cuidarles, dotarles de los recursos que necesitan pero lo primero de todo, cuidar su salud mental”, destaca la psicóloga educativa.
Álava abunda en que hay que pensar que los profesores tienen a su cargo niños y adolescentes, que muchas veces por su etapa del desarrollo no son capaces de regularse emocionalmente, ya que el cerebro no termina de madurar esa parte hasta los 25 años.
“Entonces necesitan que los adultos de referencia que, cuando están en la escuela son los profesores, les corregulen. Si estamos viendo que un tercio de los profesores no está bien ¿Qué es lo que está ocurriendo? Que no les podemos exigir que estén corregulando a unos alumnos cuando ellos mismos ni tan siquiera se pueden corregular”, afirma Silvia Álava.
Dotarles de recursos
Por eso, “lo primero de todo” es cuidar su salud mental y en segundo lugar, dotarles de recursos físicos, económicos y formativos.
Los profesores, al igual que los sanitarios y, en general, las profesiones que están en contacto directo con el público son “mucho más sensibles a tener el denominado “síndrome del trabajador quemado”, que les genera altos niveles de ansiedad”, explica la psicóloga.
Pero, además, origina una especie de “despersonalización”, de “anestesia emocional” por parte del profesional para poder conseguir sobrevivir en el día a día y no sufrir tanto.
“En el caso de la docencia, se trabaja con un material muy sensible, que son las futuras generaciones y no nos estamos preocupando de cuidar a estos profesionales. En ningún momento podemos echarles la culpa a ellos, sino decir como sociedad ¿qué es lo que nos está pasando? ¿Les hemos cuidado?”, incide la Silvia Álava.