La cirugía refractiva corrige defectos visuales como la miopía, hipermetropía o astigmatismo; sus técnicas de intervención ofrecen muchas más seguridades que riesgos. Profundizamos en este tema con el doctor y catedrático de Oftalmología Jorge Alió, pionero internacional en la introducción y desarrollo de la cirugía refractiva a nivel mundial.
Imagen cedida por Miranza
Las operaciones para corregir la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo comenzaron a realizarse hace ya más de 30 años y desde entonces, más de 35 millones de personas han sido intervenidas con una tasa de éxito muy elevada.
Según los datos y las estadísticas, las operaciones de miopía con láseres modernos (llamados de Sexta Generación) se encuentran entre las operaciones quirúrgicas más seguras del mundo.
Su incomodidad es mínima y el tiempo de recuperación muy corto. La mayoría de las personas intervenidas retoman su rutina diaria en las 24-48 horas siguientes a la cirugía refractiva.
Mejora la calidad de visión respecto al uso de gafas o lentillas y facilita actividades diarias como hacer deporte o maquillarse.
El doctor Jorge Alió asegura que la cirugía refractiva es “un proceso muy seguro” y añade “no pretendemos decir que no existan riesgos, pero estos, comparados con los beneficios, no son graves y remiten con el tiempo, como los halos o la sequedad ocular”.
“La tasa de éxito es muy elevada, hasta un 95 % de visión completa, y el riesgo de complicaciones graves es mínimo, ya que se estima en una de cada 4.000 intervenciones, frente a una de cada 2.000 portadores de lentes de contacto, que sufre complicaciones graves cada año asociadas al uso habitual de lentillas”, explica este especialista.
Alió destaca que cada paciente debe ser estudiado con rigor y resalta que “con la tecnología actual, es posible intervenir con procedimientos láser a personas con miopía, hipermetropía y astigmatismo; es frecuente que se corrijan a la vez en una misma intervención varios de estos defectos visuales”.
Tratar la presbicia con cirugía refractiva
Con las técnicas láser se puede tratar incluso a pacientes con presbicia o vista cansada.
“Hay varias técnicas, como la monovisión, con las que podemos dejar un ojo ´ajustado´para la visión lejana y otro para la cercana, evitando el uso de gafas y, sobre todo, la técnica PresbyMAX, desarrollada por nuestros especialistas de Vissum Grupo Miranza, y que consiste en corregir la presbicia con Láser excimer”, expone el doctor Alió.
Añade que en casos de pacientes con más de 55 a 60 años, “solemos aconsejar más la cirugía con lentes intraoculares multifocales; en cualquier caso, siempre es necesario un análisis en profundidad y ponerse en manos de un centro y de un cirujano con experiencia”.
¿Tratamiento permanente?
Una de las preguntas que más plantean los pacientes en las consultas es si el tratamiento con cirugía refractiva es o no permanente.
Según estudios a largo plazo que cita el doctor Alió, se ha demostrado que “una vez que la córnea se ajusta para corregir la visión, el cambio es permanente”, si bien es posible realizar una segunda intervención retoque cuando se considere necesario.
Técnicamente, prosigue este oftalmólogo, “no hay límite de edad para someterse a una intervención láser ocular siempre y cuando la salud del ojo a tratar sea buena. La cirugía refractiva es la solución para la correcta visión de cualquiera, siempre y cuando haya sido considerado apto por un especialista de confianza y se realice utilizando técnicas y láseres modernos”.
En función de la edad, añade el doctor, “hay que tener en cuenta la necesidad de otras cirugías como pueden ser la operación de cataratas o de retina”.
Jorge Alió afirma que, según los estudios, en más del 95 por ciento de los casos “la visión posterior es mejor que la que tenía la persona usando gafas o lentillas”.
Además, concluye este oftalmólogo, los pacientes operados indican sufrir hasta tres veces menos molestias en los ojos que los usuarios de lentes de contacto.
Concretamente, un 27,8 % de los portadores de lentes de contacto declara no haber tenido nunca problemas con ellas, frente a un 79,5 % de los pacientes operados que no han sufrido complicaciones ni incomodidad con posterioridad a la intervención.
