“La hipertensión pulmonar, que es una patología relativamente frecuente porque suele ser secundaria a otras enfermedades cardíacas y pulmonares, como la EPOC, se produce cuando la presión arterial alta afecta a las arterias de los pulmones y al lado derecho del corazón”, indica. Dr. Carlos Macaya Miguel
Heart News: “Consejos” sobre la hipertensión pulmonar
Desde el Fundación Interhospitalaria para la Investigación Cardiovascular (FIC), el Dr. Macaya nos recuerda que “la sangre oxigenada, rica en nutrientes, llega a la última célula del cuerpo humano gracias a las arterias y luego regresa sin oxígeno al corazón para ser revitalizada a través de las venas”.
Este proceso circulatorio, mayor y menor, es incesante; y el flujo sanguíneo se logra con la sístole o contracción y la diástole o dilatación del músculo cardíaco.
Por eso, aunque sólo tengamos un corazón, éste se divide en dos mitades, que incluso se denominan ‘corazón derecho’ y ‘corazón izquierdo’.
Las cuatro válvulas del corazón, tricúspide, pulmonar, mitral y aórticavelos de tejido conjuntivo casi transparentes, dan paso a la sangre a través de las aurículas y los ventrículos.
Son los encargados de que el flujo de sangre que llega al corazón no retroceda, sino que avance con cada latido, abriendo unos y cerrando otros de forma rítmica y coordinada.
“La arteria pulmonar se origina en el ventrículo derecho del corazón y conduce a los pulmones, a través de la válvula pulmonar, toda la sangre venosa para su oxigenación. A continuación, la sangre oxigenada va al lado izquierdo del corazón”, describe.
“Esta parte del circuito vascular es de baja presión, con un promedio del orden de 20 mmHg; que si lo comparamos con el presión arterial normal (120 mmHg sistólica/80 mmHg diastólica) estamos hablando de una quinta parte de la presión arterial que todos conocemos”, completa.
Pero a veces, la presión en la arteria pulmonar aumenta y luego se produce hipertensión.
“Casi siempre por un problema de origen pulmonar, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), por una cardiopatía o por una patología primaria en la propia arteria”, enmarca el Dr. Carlos Macaya, cardiólogo intervencionista.
Moscas pluma notas de hipertensión pulmonar
Esta lesión arterial, que se produce por causas desconocidas, daña el músculo liso del vaso sanguíneo, que se contrae y estrecha; lo que dificulta el flujo sanguíneo y pone en aprietos al ventrículo del lado derecho del corazón, que aumentará de tamaño.
Este exceso de trabajo del músculo cardíaco genera un debilitamiento gradual del ventrículo que culmina en un bajo rendimiento funcional; es decir, la sangre sin oxígeno se bombea con dificultad a los pulmones. Como consecuencia, la insuficiencia cardíaca se produce en el lado derecho del corazón.
Este proceso patológico de la arteria pulmonar, sin ser muy prevalente, se da en personas de cualquier edad, aunque afecta más a los adultos jóvenes, especialmente a las mujeres, que se ven afectadas el doble que los hombres.
¿Y dónde están sus orígenes patológicos?
Esta arteriopatía resulta, según la experiencia clínica añadida, de otras dolencias orgánicas importantes, como ciertas enfermedades pulmonares (fibrosis, enfisema, bronquitis y época -fumador o no-), reumático (lupus y esclerodermia) o del hígado (cirrosis y enfermedad hepática crónica).
También de enfermedades cardiovasculares: problemas de las válvulas aorta y mitral, insuficiencia cardiaca del ventrículo del lado izquierdo del corazón y enfermedades congénitas.
“Es como un pez que se muerde la cola, ya que la crisis de la arteria pulmonar, afectada por los pulmones en declive, provoca revueltas en los sistemas circulatorio y funcional del músculo cardíaco; lo que a su vez debilita las paredes arteriales de los vasos pulmonares con mayor presión”, retrata el Dr. Macaya.
Además, la hipertensión pulmonar puede ser causada por la apnea del sueño, vivir en grandes alturas y por enfermedades renales, tumores, trastornos inflamatorios y sanguíneos, trastornos de la coagulación y coágulos crónicos en los pulmones.
Además, interactúa una patología característica de la arteria, sin actores secundarios.
“Hablamos de HAP (hipertensión arterial pulmonar) por un aumento progresivo de la resistencia vascular pulmonar como consecuencia de vasoconstricción, obstrucción de la pared, reacción inflamatoria o formación de trombos en las arteriolas pulmonares”, explica.
“Afortunadamente, la HAP afecta a un grupo muy reducido de personas (entre 15 y 20 por millón de habitantes en España, con tres o cuatro casos nuevos cada año); Aun así, es un problema de salud grave ya que se desconoce su origen”, apunta.
sintomas de hipertension pulmonar
“Este aumento de presión y daño en la arteria pulmonar hará que aumente la presión en el ventrículo derecho del corazón y, por tanto, en el resto de cavidades de este lado del músculo cardíaco, lo que provocará una congestión del venas yugulares. y problemas hepáticos, incluida la hinchazón en las piernas y los tobillos”, dice.
“La mayoría de los casos de hipertensión pulmonar no suelen presentar síntomas tan graves, que suelen tener un peor pronóstico con el paso del tiempo”, destaca el médico ilerdense, exjefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.
En este aspecto sintomático se presenta dificultad para respirar durante el ejercicio, dando lugar a disnea de reposo, cianosis, dolor torácico, síncope, palpitaciones, edema en el abdomen y cansancio general.
¿Y qué tratamiento tiene la hipertensión pulmonar?
“Pues lógicamente consiste en tratar la causa que lo produjo, es decir la enfermedad primaria: si la enfermedad de origen es cardiológica, trataremos los problemas de las válvulas o la disfunción del ventrículo y así podremos reducir hipertensión pulmonar.
Si la causa se encuentra en los pulmones, se debe evitar la presión máxima; y la prevención, con el abandono del tabaquismo, se posiciona también como una magnífica opción.
Y si la enfermedad es directa, por HAP, tendremos que utilizar medicamentos específicos de uso hospitalario, generalmente administrados por vía intravenosa.
En el horizonte, debemos evitar la progresión y gravedad de la hipertensión pulmonar para alejarnos de un posible trasplante de pulmón.
Dr. Carlos Macaya Miguel, profesor emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y experto mundial en cardiología intervencionista.