Carmen, ¿me puedes pedir un análisis de vitamina D?
La vitamina D es una hormona que actúa en nuestro organismo para mantener los huesos en forma, evitando, por ejemplo, la osteoporosis; también conserva los dientes; los musculos; los nervios; y el sistema inmunológico.
Además, es fundamental para la salud al ayudar a nuestro organismo en el proceso de absorción del calcio.
El consenso científico sobre los valores normalizados de vitamina D (25-OH en sangre) se logró recientemente: en la III Conferencia Internacional sobre Controversias sobre la Vitamina D celebrada en la ciudad italiana de Gubbio en 2019.
Se considera déficit de vitamina D cuando su concentración está por debajo del nivel necesario para que la absorción de calcio sea suficiente y se pueda poner en riesgo la mineralización ósea.
El nivel adecuado de concentración de vitamina D en adultos debe ser igual o superior a 30 ng por mililitro (75 nmol/l). A continuación hablaremos de insuficiencia y si este valor es inferior a 12 ng/ml (30 nmol/l) se notará una deficiencia intensa de esta vitamina.
Sin embargo, el Instituto de Medicina (IOM) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria consideran que 20 ng/mL (50 nmol/L) es un valor suficiente para la población general.
Por otro lado, para el British Scientific Advisory Committee on Nutrition, el valor de concentración sería suficiente con 10 ng/ml (25 nmol/l).
Como es lógico, estos valores sufren modificaciones según el país de residencia o la zona geográfica donde vive el individuo.
A partir de los datos del análisis de sangre, se indicará el tratamiento.
“Se prescribirán dosis de vitamina D con las que nunca se buscarán niveles elevados que puedan provocar hipervitaminosis. Y, por supuesto, no hay lugar para la automedicación”, subraya la especialista en calidad de vida de la mujer de la Clínica Gine-3 de Barcelona.
Vitamina D, una demanda necesaria
El cuerpo humano necesita vitamina D para absorber el calcio: sin vitamina D, no se pueden producir cantidades suficientes de la hormona calcitriol, llamada vitamina D activa, lo que a su vez hace que no se absorba suficiente calcio de los alimentos ingeridos.
Las principales fuentes de vitamina D son la luz solar, la radiación ultravioleta y los alimentos.
Mediante una exposición moderada al sol, con la crema protectora adecuada: un baño de sol de 5 a 30 minutos entre las diez y las doce del mediodía sería suficiente… y mejor si mostramos piernas, brazos y cara.
Respecto a la alimentación, la vitamina D forma parte de los lácteos (leche, yogur, queso), legumbres (judías, lentejas), frutos secos (avellanas, almendras), huevos, algunas setas, frutas (naranjas, higos), verduras (berros, brócoli) , salmón, atún, mariscos, sardinas, caballa, etc.
Aun así, la prescripción médica de vitamina D se ha incrementado notablemente en los últimos años, especialmente con la llegada del coronavirus.
“Los suplementos de calcio, un mineral de la dieta, y la vitamina D, un compuesto liposoluble, suelen administrarse combinados, pero su perfil de acción y seguridad es diferente; por eso, se recetan de acuerdo a las necesidades de cada paciente”, aclara la especialista.
La Dra. Sala Salmerón pone en su mesa informativa algunos datos del Servicio de Análisis Clínicos del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), dentro del Servicio Gallego de Salud.
En 2016 se han realizado 54.000 analíticas para determinar el valor de vitamina D en aquellos pacientes que lo necesitan… 1.600.000 prescripciones en 2020.
El número de determinaciones aumentó un 1.020,5% entre los años 2013 y 2020 en A Coruña.
En toda Galicia, el gasto en tratamientos con vitamina D del Servicio Galego de Saúde creció casi un 155% entre los años 2016-2020. Las cifras pasaron de 5.868.761 euros a 9.094.750 euros invertidos.
Asimismo, la prescripción medida en dosis diaria definida (DDD) aumentó un 195%, pasando de 54.424.549 en 2016 a 106.404.571 en 2020.
La vitamina D, con o sin calcio, estará indicada tanto en la prevención de la aparición o aumento de problemas en el sistema óseo en personas mayores como en el tratamiento de diferentes enfermedades.
“Hiper e hipoparatoridismo, síndrome de malabsorción (enfermedad celíaca, fibrosis quística, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.), raquitismo, osteomalacia, osteoporosis, enfermedad hepática crónica… entre otros”, relata.
También, si el paciente no puede tomar el sol lo suficiente o cuando una mujer embarazada o lactante presenta factores de riesgo relacionados con la deficiencia de vitamina D.

El efecto del COVID-19 por hipovitaminosis D
Con base en diferentes estudios científicos y artículos de opinión, la hipovitaminosis D o carencia de vitaminas 25-OH, que fue declarada pandemia mundial por sus efectos negativos sobre la salud, ha perdido protagonismo ante la nueva pandemia mundial del COVID-19. .
Se ha demostrado que la vitamina D estimula el sistema inmunitario aumentando el número de linfocitos Th2, induciendo la producción de anticuerpos y teniendo un efecto antiinflamatorio.
La vitamina D desarrolla, entre otros mecanismos, la capacidad de eliminar patógenos, además de ayudar a prevenir enfermedades respiratorias.
Por lo tanto, La vitamina D mejora la respuesta inmunológica de las personas ante la infección por el microorganismo SARS-CoV-2.
“Cabe señalar -dice el Dr. Sala, leyendo el artículo de opinión “La importancia de la dosis de vitamina D en plena pandemia de COVID-19”- que la hipovitaminosis D está relacionada con los casos más graves de covid”.
“Precisamente, han sido Italia y España, países europeos con el nivel más bajo de vitamina D entre la población, donde la afectación por coronavirus ha provocado el mayor número de casos con diagnósticos graves y una mayor tasa de mortalidad”, prosigue.
Y el Dra. Carmen Sala repasar la conclusión del artículo… “Dado que existe gran evidencia científica que relaciona esta hipovitaminosis con un aumento de la COVID-19, sería recomendable suplementar con vitamina D a toda la población mientras dure la pandemia”.