Ictus en pacientes más jóvenes: cinco historias de superación

Superar esta enfermedad, aunque larga y tediosa, es posible. Este es el mensaje que transmite el testimonio de estas cinco personas, que relatan, de primera mano, los estragos de la ictusdefinido como aquel accidente cardiovascular producido por la alteración brusca de la circulación sanguínea en su trayecto hacia el cerebro.

Según estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN)accidente cerebrovascular es la principal causa de mortalidad en mujeres y la segunda en hombres, además de la primera causa de discapacidad en España. Y es que, aunque se suele asociar exclusivamente a personas mayores, lo cierto es que El 16% de los casos se dan en menores de 50 años.

Desde el Base Carrera de freno y en la víspera de dia mundial del ictus cinco pacientes ofrecen una visión esperanzadora de la enfermedad.

De izquierda a derecha: Julio Agredano, Sonia González, Luisa Vives, Araceli Martínez y Jaime Gómez-Lavin. Cinco ejemplos de superación. Foto cortesía de la Fundación Ictus Brake.

Estas son las voces de la superación del ictus:

Jaime Gómez-Lavín

A los 18 años sufrió un derrame cerebral, la actitud fue clave ante la adversidad

Jaime Gómez-Lavin es un caso excepcional. Su mayoría de edad estuvo acompañada de un raro accidente cerebrovascular en los jóvenes, el ictus.

Una carrera al hospital, cuatro días en la Unidad de Cuidados Intensivos, dos en planta y una frase que todavía resuena en él:

“El 90% de la recuperación lo determina tu actitud y el otro 10% tu cuerpo”.

Cinco años después, Jaime aún recuerda aquel día en que jugaba al fútbol sin preocupaciones. Sólo que esta vez él era diferente. Algo andaba mal. La parte derecha de su boca no respondió, su mano le falló. Sin saber lo que estaba pasando, trató de buscar ayuda de un colega, pero tartamudeó: con solo 18 años sufría un derrame cerebral.

Recuerda claramente lo que dijo aquel primer médico que lo atendió en el hospital: la forma en que afrontase la enfermedad determinaría su mejoría. Así, extrapolando ese consejo a todos los aspectos de la vida, la rehabilitación comienza al día siguiente del alta hospitalaria.

Con mucho trabajo y constancia, además de tardes enteras dedicadas a intentar recuperar la movilidad de su mano, a pesar de la frustración que ello suponía, hoy puede presumir de una vida normal.

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El deporte ha sido su herramienta de rehabilitación.

Actualmente, como estudiante de fisioterapia e INEF, la superación del ictus le sirve de inspiración: todos los fisioterapeutas que formaron parte de ese proceso de recuperación le hicieron ver que ese era su camino.

sonia gonzalez

Yo era fuerte pero no sabía que era tan fuerte

A sus 39 años, llevaba una vida ajetreada, estresante, pero era una buena vida: no faltaban el deporte y las buenas costumbres. Por lo tanto, cuando él sufrió eso ataque hemorragicotodo se vino abajo: 33 días en coma, 2 meses y medio internada… Ahora, con 43 años, ha logrado mucho y aún le queda mucho camino por recorrer: “Yo era fuerte pero no sabía que era tan fuerte

¿La clave para llegar a donde estás ahora? No detenerse, no darse por vencido, hacer una pausa, abrazar los días malos, aceptarlos por lo que son, salir de ellos en el proceso.

“No dejamos de mejorar hasta que se acaban nuestros días”.

Sonia González forma parte de ese 10% de los casos que no se pueden prevenir. A malformación en el cerebro Fue la razón por la que padecía esta enfermedad que, según apunta, es ciertamente invisible en edades más tempranas.

Hoy usa su experiencia para ayudar a otros: el proyecto en el que ahora está trabajando, “guiar el daño cerebral” de la Fundación Freno al Ictus, tiene como objetivo orientar a los pacientes sobre los procedimientos posteriores al alta médica y el inicio de la rehabilitación.

araceli martinez

Veo la vida como un regalo.

Su gran sueño era ser madre, pero su primera maternidad sabía agridulce. Araceli Martínez sufrió un derrame cerebral a los 36 años, mientras daba a luz a sus mellizos Manu y Lea.

En coma durante 15 días, hospitalizada entre dos y tres meses y, durante todo ese tiempo, separada de sus hijos. Los médicos le dijeron que nunca volvería a caminar.

Las secuelas de su accidente cerebrovascular fueron principalmente motor: el lado izquierdo de su cuerpo quedó con movilidad reducida; su brazo izquierdo, disfuncional. Pero, a pesar de todo, mejora paso a paso.

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Hoy, a sus 41 años, percibe lo que le pasó como una oportunidad para evolucionar, para ser mejor: “Veo la vida como un regalo.“.

Y aprovecha para señalar algo que considera fundamental: cambiar el discurso respecto al paciente y la superación del ictus. Porque las expectativas de mejoría absoluta en el transcurso de un año no siempre se dan en todos los pacientes en la misma medida, ni en los mismos tiempos.

La verdad es que sucede progresivamente, nunca termina.

“He visto destellos de mejora desde el minuto uno hasta hoy. Todo depende del prisma con el que lo mires. La mejora no es lineal, sino abstracta”.

Su situación la inspiró a fundar mamá inteligente: un faro que brilla en la oscuridad, una asociación que trata de acoger a todas aquellas personas que han pasado o están pasando por tu situación. Porque el apoyo, la empatía y la comprensión son pilares básicos para la recuperación.

Luisa Vives

“He aprendido que eres una persona nueva. No eres menos, eres diferente.

Sus manos de repente se arrugaron, comenzó a hablar a trompicones. En quince minutos, el lado derecho de su cuerpo no respondía. Su esposo supo de inmediato lo que estaba sucediendo.

Luisa Vives, de 45 años, sufrió un fuerte derrame cerebral. “muchachas”, “Gracias“Y”aguas” fueron las únicas palabras que Lu, como todos la llaman, pudo pronunciar claramente durante su estadía en el hospital.

Hoy, cuatro años después, las secuelas que dejó la enfermedad son evidentes, pero no limitativas. Cierta insensibilidad a la temperatura y afasia (dificultad para escribir, leer o hablar) no han sido suficientes para detenerlo.

Además, le han dado una nueva perspectiva: ahora ve a los demás, ve más que antes. Ve sus particularidades y las respeta, sin dejar que los prejuicios determinen su forma de asimilar el mundo. Ella entiende y quiere que otros la entiendan..

Si algo ha aprendido de todo esto es a aferrarse a la idea de “yo del pasado” es un error: “Eres una persona nueva. No sois menos, sino diferentes”.

Eso sí, no es fácil hacerlo, ni es inmediato. Es un proceso, una transformación, es entender dónde estás y reconstruir tu vida, vivirla, encontrar otra manera. “Puedes serlo todo”, concluye el paciente.

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Lu encabeza la asociación”hola como estas afasia” para acompañar a todos aquellos que, a pesar de comprender, se sienten incomprendidos: porque, como ella misma señala, aunque a veces no puede transmitir lo que quiere decir, no es tonta. ella lo entiende Ella puede entenderlo.

Como ella, hay muchos pacientes con ictus cuya secuela más evidente es la afasia. Muchos de ellos dejan que este trastorno del lenguaje les gane la batalla, cuando lo que deberían hacer es hablar. intentalo

julio agredano

El deporte como meta para superar el ictus

Desde salir del hospital en silla de ruedas hasta subirse a una bicicleta y participar en competiciones extremas. Julio Agredano sufrió un ictus a los 39 años que le hizo replantearse la forma de vivir su vida.

Pesaba 103 kilos, tenía colesterolera hipertenso y vivio con el estrés laboral. Partió de una situación difícil, pero supo superarse a sí mismo, plantearse una meta, superar obstáculos, lograrla.

Y es que dos fracturas de clavícula, varias lesiones por caídas y las consecuencias motrices del propio golpe, como la falta de coordinación o equilibrio, no le han impedido aferrarse a la superación. De lo contrario.

“Con la bicicleta, como en la vida, cuando coges inercia, avanzas”, subraya.

Después del accidente cerebrovascular, pasó un año recuperándose en una clínica durante cuatro horas al día. Con tesón acabó superando la mayor parte de sus dificultades y sacó de todas ellas una nueva filosofía de vida.

Y es que, por recomendación médica, empezó a practicar deporte: aunque probó con la carrera a pie y la natación, fue en el ciclismo donde acabó encontrando una gran Pasatiempo.

Para él lo importante es fijar metas, sean los que sean. Si trabajas para ello, tengas éxito o no, avanzas. El punto es luchar. El logro es el proceso, no llegar a la meta, dice.

Su experiencia fue lo que lo inspiró a fundar y presidir la “Fundación para detener el ictus”, que hoy da visibilidad a “una enfermedad cuya prevalencia es mayor que el conocimiento que tenemos sobre ella”, señala.

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