La hematóloga María Victoria Mateos, reconocida especialista en mieloma múltiple, ha sido nombrada presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) para los próximos tres años, hasta octubre de 2025.
La nueva presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), María Victoria Mateos, en el Hospital Universitario de Salamanca el pasado mes de febrero. EFE/JM García
Mateos, que hasta ahora era la presidenta electa de la SEHH, sustituye al hematólogo Ramón García Sanz y es la segunda mujer al frente de esta sociedad médica, tras el mandato de la doctora Carmen Burgaleta en 2011.
Especialista del Departamento de Hematología del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, también es coordinadora de la Unidad de Mieloma Múltiple de este hospital público.
También es investigadora y coordinadora del Grupo Español de Mieloma (GEM) y miembro de las Sociedades Europea y Americana de Hematología y del Comité Ejecutivo de la International Myeloma Society, con más de 150 publicaciones en revistas científicas.
Mateos, mejor investigador del mundo en mieloma
María Victoria Mateo (Zamora, 1969) fue reconocido el pasado mes de septiembre como el mejor investigador clínico en mieloma del mundo, galardón que le otorgó la International Myeloma Society durante su reunión en Los Ángeles (Estados Unidos).
El nuevo presidente es un referente internacional en mieloma múltiple, un cáncer que afecta a las células plasmáticas de la médula ósea que provoca dolor óseo, anemia o insuficiencia renal y se diagnostica, de media, a los 65 años.
“Creo que tenemos miedo de decir que curamos pacientes con mieloma, pero los tenemos. Ha pasado de ser una enfermedad que no tenía más de 2 o 3 años de supervivencia a pacientes con una enfermedad libre de progresión de más de 9 y 10 años”, dijo el médico en una entrevista con EFEsalud el pasado febrero con motivo de la Día Mundial Contra el Cáncer.
Como investigador y coordinador del Grupo Español de Mieloma, Mateos trabaja en el reto de detectar este cáncer de forma precoz, en un estadio premaligno, y controlarlo antes de que se active, que en los casos de alto riesgo lo hace al cabo de unos dos años.