El científico Santiago Grisolía, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1990, impulsor del I Congreso Internacional sobre el Genoma Humano e impulsor de los premios de investigación Rey Jaime I, ha fallecido este jueves a los 99 años en el Hospital Clínico de valencia
Grisolía, que estaba ingresada en este hospital, ha fallecido tras complicaciones por la covid-19, según han confirmado a Efe fuentes de la Fundación Premios Jaime I y del Consell Valencià de Cultura, órgano asesor de la Generalitat Valenciana en materia de Cultura. quien presidio
El bioquímico valenciano participó en enero de este año en la entrega del informe anual del Consell Valencià de Cultura al presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, con quien habló sobre la evolución de la pandemia y el proceso de vacunación.
Recientemente, el pasado 7 de junio, Grisolía asistió a la lectura del fallo de los jurados de los Premios Rei Jaume I, celebrada en el Palau de la Generalitat y presidida por el presidente Ximo Puig.
Estos premios son los de mejor dotación económica del país, 100.000 euros para cada una de las categorías, con el compromiso de reinvertir una parte en investigación y emprendimiento en España.
Grisolía y su relación con Severo Ochoa
Santiago Grisolía nació el 6 de enero de 1923 en Valencia. Estudió Medicina en la Facultad de Valencia, donde fue discípulo de José García Blanco, quien lo impulsó hacia su vocación de investigador. Entre 1941 y 1944 terminó la carrera con honores y obtuvo una pasantía en bioquímica por oposición.
El profesor García Blanco planteó la posibilidad de viajar a Estados Unidos y así conoció la obra de Severo Ochoa, 18 años mayor que Grisolía, con quien mantuvo una relación amistosa desde 1946 hasta la muerte del premio Nobel en 1993. .
Grisolía se inició en el mundo de la enzimología. Su estancia en Nueva York con Severo Ochoa le permitió participar en varios trabajos con el posterior Premio Nobel español, como la fijación del dióxido de carbono (CO2) en ácido isocítrico.
Sin embargo, a pesar de su colaboración con la Universidad de Nueva York, Grisolía tenía la cabeza puesta en otro campo de investigación: las nuevas tecnologías sobre trazadores isotópicos, en los que apenas se estaban realizando ensayos en algunos centros universitarios de Harvard, Yale, Baltimore. , San Luis y Chicago.
En la Universidad de Chicago, se unió al equipo de investigadores que logró demostrar por primera vez, usando carbono 14, la fijación de dióxido de carbono (CO2) en animales.
Tras ese éxito, se trasladó a la Universidad de Wisconsin en Madison, donde se desarrolló la labor investigadora que le llevó en pocos años a convertirse en una figura científica internacional por sus aportaciones al ciclo de la urea. Allí conoció a su esposa, Frances Thompson, profesora asistente en la Escuela de Medicina de Madison.
También trabajó como investigador en la Universidad de Kansas, donde se estableció como una autoridad en bioquímica.
El envejecimiento, las enfermedades hepáticas, los efectos del alcohol…
En 1977 se instaló en Valencia y destacó en áreas como las relacionadas con las bases moleculares de la enfermedad hepática, las bases moleculares del envejecimiento, los efectos del alcohol en el ser humano, los mecanismos de recambio y transporte de proteínas. Participó en la organización en 1988 en Valencia de la primera Conferencia Internacional para el Proyecto Genoma Humano.
Al año siguiente surgió la idea de impulsar los premios de investigación Rey Jaime I, que fueron aumentando en modalidades hasta llegar a las seis actuales: Investigación Básica (desde 1989), Economía (desde 1991), Investigación Médica (desde 1993), Protección del Medio Ambiente Medio Ambiente (desde 1995), Nuevas Tecnologías (desde 2000), Urbanismo, Paisaje y Sostenibilidad (2005 a 2010), Compromiso Social (2016) y el Emprendedor (desde 2010).
Miembro de honor de la Academia Galilea de Ciencias, Letras y Artes de Padua (Italia), de la Academia Europea de Ciencias y Artes, académico de honor de la Real Academia de Doctores de España y miembro fundador del Colegio Libre de Emérito, Santiago Grisolía He ha publicado más de 400 artículos científicos y ha impartido docencia en universidades de todo el mundo, especialmente de España y Estados Unidos. Entre sus numerosos reconocimientos destaca el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1990.