¿Qué tiene que ver Puerta de Alcalá con la memoria superficial? ¿O qué tiene que ver el mismo recuerdo superficial con los extintores, los botones del ascensor, la portada de un libro de texto, un billete de diez euros o los logos de marcas conocidas?
Pues parece que la conexión es muy clara porque la memoria superficial es la que más se vincula con aquellos objetos, cuadros o monumentos con los que convivimos a diario y que hace que no podamos recordarlos con la exactitud que se merecen.
Pedro Raúl Montoro Martínez, Profesor de Psicología Básica de la Universidad Nacional de Educación a Distanciaes autor de un interesante estudio sobre la Puerta de Alcalá y la memoria superficial, donde encontramos algunas claves de por qué nos volvemos tan olvidadizos en relación, en este caso, con un monumento construido para ser recordado.
En entrevista con EFEsalud, explica que las investigaciones sobre la memoria superficial y los objetos cotidianos comenzaron en la década de 1970 en EE.UU. y el foco estaba en las monedas.
“En ese momento había cuatro monedas en proceso y la gente tenía que sacarlas. El resultado es que los dibujos eran imprecisos y muy generales”, señala.
Resultados similares se obtuvieron posteriormente con logotipos de marcas conocidas, la ubicación de extintores en el lugar de trabajo, botones de ascensores o la portada de un libro de texto que está sobre la mesa de estudio todos los días.
Su departamento decidió recientemente trasladar este experimento a la Puerta de Alcalá porque es un monumento emblemático que aparece con frecuencia en la televisión, que muchos madrileños ven a diario y muchos otros, no solo los madrileños, se hacen fotos frente a él.
“Y el resultado fue muy pobre, si se tiene en cuenta que es un estímulo muy simple, que visualizamos y vemos muy a menudo y que se ha erigido para ser visto y deleitarnos con su observación”.
Por no hablar de que también se encuentra en una zona especialmente concurrida y es protagonista de conocidas canciones.
El protocolo de investigación incluía un ejercicio en el que los participantes dibujaban de memoria la Puerta de Alcalá.
El resultado fue que solo el 16% de los participantes lo dibujó correctamente, es decir, con sus cinco vanos o arcos.
También hubo otra prueba de reconocimiento en la que se presentaron cuatro posibles versiones del citado monumento para que seleccionaran la que juzgasen más parecida.
En este caso, solo el 45% de los participantes acertaron.
Es un resultado que los investigadores califican de “muy pobre si se tiene en cuenta que es un monumento muy familiar”.
Otro dato interesante del estudio es que ni la memoria ni el reconocimiento mejoran en función del número de años de residencia en Madrid de los participantes.
La frecuencia de contacto declarada por los voluntarios tampoco mejoró la calidad del recuerdo.
La versión más dibujada por los participantes (52%) presentó tres aperturas, mientras que en la tarea de reconocimiento, la representación con tres aperturas fue elegida por el 39% de los participantes.
Esto último podría estar relacionado con la intrusión de información basada en una imagen prototípica de la puerta monumental de Madrid.
Memoria superficial o Puerta de Alcalá
Pero, ¿a qué se debe este mal recuerdo de algo tan familiar? Según Montoro Martínez, la “culpa” hay que buscarla en la poca atención que prestamos y en los procesos de memoria, en definitiva, en la mencionada memoria superficial.
Así se considera que la mayoría de la gente no realiza un escrutinio detallado del aspecto de la Puerta de Alcalá, por la sencilla razón de que no es relevante para ninguna acción en curso u objetivo futuro del espectador, salvo que se trate de una obra de arquitectura o ingeniería. estudiante o un profesional en estas materias u otras y tiene que analizar el monumento para un propósito muy específico.
Para entenderlo mejor, el catedrático de psicología se vale de la diferencia entre oír y escuchar y establece la siguiente analogía: “Se puede decir que la mayoría de los madrileños ellos escuchan la Puerta de Alcalá pero que sólo unos pocos ellos escuchan“.
Otro factor determinante es lo que se denomina habituación o saturación atencional. Este factor nos lleva a dejar de analizar en detalle los estímulos que resultan repetitivos en nuestro día a día.
Además, hay estudios que añaden que en esta memoria superficial también intervienen mecanismos de generalización e intrusión de información de otras fuentes mientras recordamos, lo que podríamos denominar ruido visual.
En el centro de la ciudad hay otras tres conocidas puertas (Puerta de Toledo, Puerta de San Vicente y Puerta Real) con una arquitectura de tres vanos.
Para este investigador, el estudio de los monumentos como objetos representativos de los entornos cotidianos puede proporcionar una herramienta muy útil para franco el puertas de la memoria, y explorar la influencia de los procesos atencionales en nuestra percepción del entorno cotidiano, en busca de una mejor comprensión de los procesos de recordar y olvidar.
“En realidad no es un error de memoria per se, es un ejemplo de lo flexible que es, porque en verdad de nada sirve que la gente normal dibuje correctamente la Puerta de Alcalá, si no es para, por ejemplo, el catálogo o restaurarlo”.
Lo interesante, a su juicio, es que demuestra “que no basta con ver las cosas muchas veces para tener una memoria fiable, y que importante es el nivel de procesamiento, el propósito que tiene, la forma en que vemos las cosas“.
Lo que se investiga con este tipo de estudio es la memoria incidental: “La adquisición de conocimientos que hacemos sin querer explícitamente aprender algo, porque nadie nos va a preguntar después”.
“Y aunque consideramos que la memoria es un registro pasivo y exhaustivo de la realidad, es decir que funciona como un archivo, la realidad es que no se realiza una actividad reconstructiva, sino constructiva y lúdica”.
Cada vez que recordamos algo, concluye Montoro Martínez, “lo estamos recreando de nuevo y en esa recreación se cuelan elementos de otras fuentes de información”.
Su último departamento ahora hace un trabajo similar con logotipos de automóviles y, aunque han comenzado a analizar los datos, dice que están encontrando mejores resultados.
Finalmente, la investigadora alude a un estudio que se realizó con el conocido logo de la empresa Apple, y ¡sorpresa! solo el 9% de los participantes lo dibujó correctamente.